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martes, 4 de enero de 2011

Derecha Económica

Nadie que me ubique duda que soy de derecha. Creo en la libertad, la igualdad de oportunidades como herramienta para terminar con la pobreza y la desigualdad, el derecho de propiedad para garantizar la primera y la asignación a los privados de las funciones productivas y al Estado las re distributivas y controladores; como bases de nuestro pensamiento. De estos principios derivan las políticas de mercado como asignador de recursos y precios y la apertura comercial al exterior. Al igual creo que nuestro ideario derechista cristiano nos obliga a vivir con austeridad.

No obstante lo anterior cada vez me cuesta más defender a los grandes empresarios; en este Chile de hoy. Vayan algunos botones de muestra:

1.-Un Chile en que la concentración de la propiedad de los supermercados deriva en abusos permanentes, reiterados y crecientes a los compradores y competencia desleal al pequeño comercio; sin mencionar el abuso laboral con sus dependientes.

2.- Un Chile donde las cadenas farmacieuticas se coluden y esquilman a los compradores siendo los principales impulsores de la automedicación; manteniendo, también, a sus empleados con sueldos de miseria.

3.- Un Chile donde los bancos se burlan de los clientes y dictan, unilateralmente, las normas que regulan la relación contractual.

4.- Un Chile donde las empresas de buses interurbanos asaltan a mano armada a los viajeros en épocas de vacaciones.

5.- Un Chile donde no se conoce lo que es “Atención a Clientes”

4. Un Chile donde algún funcionario es comprado para autorizar una aberración urbanística tan increíble como el Costanera Center.

Pensándolo con un poco de calma llego a la conclusión que la solución se encuentra dentro de mis propios principios. Necesitamos mejor intervención del Estado. No de un Estado más grande ni productor de bienes y servicios. Si de un Estado empoderado, fuerte, con capacidad de regulación y supervisión, siempre en defensa del más débil y al cual no le tiemble la mano frente al poderoso; ni la estire para recibir una coima. Un Estado que regule, controle y sancione. Que impida el predomino de la ley de la selva en la que hoy vivimos.

Mientras ello no exista no voy a gastar ni una gota de tinta más en defender a una derecha económica desbocada que puede liquidar un sistema de libertad de comercio que tanto nos costó, a la derecha política, establecer.

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