¿Qué pasa con nuestras fuerzas armadas? Aparecen actos de descomposición por todos lados. Recién se está comenzando a investigar y ya tenemos.
-La casa de $500.000.000 del General Le Dantec
-El auto de $100.000.000 del General Fuentealba
-Corrupción en la compra del Puente Mekano del Bío-Bio
-Corrupción en la Regata Bicentenario.
-Nepotismo del General Ortega en la FACH con su señora, su hijo y su hija.
-Viáticos excesivos en el EMC (Estado Mayor Conjunto)
Mi teoría es que todo empezó con los nombramientos políticos de los Comandantes en Jefe. Al primero que “se compraron fue al narcisista de Cheyre que paga con la promesa más estúpida que es dable imaginar: el “Nunca Más”. ¿Nunca más qué? Primero es una traición a su institución. Es condenar lo que sus antecesores, legítimamente hicieron en 1973 salvando a la patria. El podrá comprometerse por el período de su mando. Pero ¿Por qué toma compromiso por oficiales que comandaran el Ejército en años futuros y que aún no han nacido? ¿Cómo puede predecir el futuro? ¿Qué sabe él lo que sucederá en nuestro país en 50 años más? Le guste o no a los “demócratas” las FFAA siempre han sido, y lo seguirán siendo, garantes de la institucionalidad y el orden. Así es en todo el orbe. Ellos tienen, gracias a Dios, el poder de las armas. Pueden quitar o agregar frases a la Constitución pero el rol político de las fuerzas armadas es consustancial a su ser. Cheyre y sus sucesores Izurieta y Fuentealba abandonaron a sus colegas detenidos en forma mañosa con triquiñuelas legales como “el secuestro permanente” y la no aplicación de la ley de amnistía. No se pusieron los pantalones ni siquiera para exigir las garantías de los presos civiles. Tenemos más de 350 oficiales detenidos y 3.500 terroristas, que asesinaron a 1.500 miembros de las FFAA indultados o amnistiados.
¿Alguien en su sano juicio puede pensar que si se liberara a los oficiales, salvo Contreras y Corvalán, ellos serían “un peligro para la sociedad” Iturriaga Newmann; Brady y otros, que están agonizando, no merecen ni siquiera el derecho a morir entre los suyos.
Pero los actuales Comandantes en Jefe guardan absoluto silencio gozando de las prebendas corruptas con que les pagó su silencio la “democracia”.
Donde se equivocaron fue que no vieron venir a Andrés Allamand. Ahora sufrirán el escarnio de toda nuestra sociedad.