La forma en que la UDI y RN (Coalición por el Cambio) voten una eventual acusación Constitucional contra la Intendenta de Concepción Jacqueline van Rysselberghe Herrera, constituirá la prueba que dilucide si votan por principios o por intereses, ya sea electorales o de poder. En el ADN de ambos partidos está la lucha contra la corrupción. Y si alguien ha actuado en forma corrupta ha sido Jacqueline van Rysselberghe. Armó todo un tinglado para otorgar beneficios a pobladores que no reunían los requisitos para obtenerlos. Todo con dineros fiscales que si debían ser asignados a los verdaderos damnificados que, de prosperar el ilícito habrían sido los directamente perjudicados. Si ella no logró cumplir su torcido objetivo no fue por arrepentimiento sino porque fue descubierta antes de finiquitar el delito; tal como el ladrón que es sorprendido infraganti y detenido sin poder concretar el robo. Que Piñera no la haya sancionado, sino que haya validado el acto corrupto, ratificándole en el cargo, solo indica que no tiene claro sus conceptos éticos. Algo que sus actuaciones empresariales ya permitían predecir.
Para nosotros, los ciudadanos de derecha, la posición que adopten los partidos que dicen representarnos, será crucial en nuestras futuras decisiones frente a ellos, sus directivas y sus parlamentarios.
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