Muchos, como el suscrito, consideramos que el señor Douglas Tompkins, es una persona muy astuta que utiliza siempre un doble estándar en defensa de sus nunca clarificados intereses. Ahora rompe vestidura por una legítima campaña de Hydroaysén, que él califica de chantaje. Ella en ninguna de sus partes falsea la verdad al destruir los mitos de los ecologistas extremos, como el mencionado, y advertir la crisis energética, que su desenfrenada propaganda, puede llegar a causar al país. Llega a tal extremo su fanatismo que clama por la intervención del Ministerio de Energía para que acalle las opiniones divergentes de las suyas. El delirio ecológico extremo propone la libertada de expresión para ellos; pero la mordaza para sus detractores.
“Cara gano yo; sello pierdes tú.”
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