Es cierto lo que afirma el Presidente Piñera, a propósito de su criticado viaje a Perú, en el sentido que solamente él es responsable de las relaciones exteriores del país. No obstante, ello no lo convierte en infalible al respecto. Chile, en el litigio de la Haya, tiene, de hecho, toda la razón siendo la demanda peruana irracional. Por tanto, no tiene nada que ganar, en caso de un fallo favorable, y si mucho que perder, en el caso de uno desfavorable. El mantener relaciones extremadamente amistoso, con un gobierno agresivo (recién, en este viaje, el Canciller peruano nos trató de “cicateros”) es absolutamente contraproducente. Obviamente ello inclina al tribunal hacia una solución salomónica ya que puede presumir que perjudicar a Chile no tendría ningún efecto político.
Si mi vecino, en el campo, me acusa de correr el cerco y robarle parte de su propiedad, siendo ello absolutamente falso, y yo mantengo un público compadrazgo con él, realizando frecuentes asados en que brindamos con pisco-sour, va a ser difícil que el juez, al ver tanta amistad, no tienda a dividir entre ambos el terreno en falso litigio ya que su dictamen no va a producir situaciones conflictivos.
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