No nos engañemos. Desde 1974, a través del DL 600, hemos ofrecido, a los inversionistas extranjeros, invariabilidad tributaria futura por un largo período. Todos los llamados gobiernos democráticos han apoyado, en una u otra forma, este concepto; por atraer la muy necesaria inversión externa.
El nuevo acuerdo sobre Royalty ha destruido este principio. Como dicen las empresas mineras: “Es la segunda violación a la invariabilidad asegurada por leyes, en cinco años”.
Lo increíble es que sea promovido por una alianza política, y un Presidente, que se habían comprometido a no hacerlo.
Esto debe ser la nueva “Política Pragmática”. Ya veremos las consecuencias.
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