¿Es necesario, y ético, organizar una cena de gala versallesca para agasajar al Presidente Obama cuando el 40% de nuestro país integra el grupo de extrema pobreza? Personalmente pienso que no.
1.- Obviamente el fatuo evento, es ridículo y, además, inútil. El Presidente Obama no probará ni los excelentes manjares del sofisticado menú; ni los finos vinos. Su sistema de seguridad se lo impide. Va a cenar un modesto plato elaborado por su equipo traído desde USA y beberá agua, también importada, con la cual simulará los brindis.
2.- Es triste, y da vergüenza ajena, la lucha a dentelladas de nuestros personajes públicos, tanto de izquierda, centro y derecha, por ser llamados al banquete y aparecer en las respectivas fotografías. Demostración de la siutiquería transversal Santiaguina.
3.- Estoy cierto que habría sido más productivo, e interesante para el agasajado, una sencilla cena con Presidente de la Republica, sus Ministros, el Presidente de la Corte Suprema y los Presidentes del Senado y la Cámara de Diputados.
4.- Adicionalmente apareceremos, en la prensa internacional como un país de un tropicalismo, que, objetivamente, no nos es propio.
5.- A Jeucristo le bastó, para conquistar al mundo, la sencilla Última Cena con sus doce apóstoles.
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